Los amazigh tunecinos emergen de las sombras en busca de reconocimiento

Mardi 14 Mai 2019

Túnez - Sometida a las sombras de la irrelevancia política y la exclusión que padecen las minorías, la defensa de la identidad amazigh o beréber en Túnez emergió tras la revolución de 2011 con la creación de las primeras asociaciones culturales.

Ocho años más tarde, ese arduo y largo proceso de autoafirmación ha desembocado en un éxito sin precedentes: la fundación del partido Akal (Tierra), una formación que se define civil y laica, y que ansía la autorización final para concurrir a las elecciones presidenciales y legislativas, previstas para finales de año.

"Aunque no existen cifras oficiales, las asociaciones estiman que existen entre 800.000 y un millón de hablantes que se concentran principalmente en la isla de Yerba y en las zonas rurales del sur", explica a Efe su presidente, Samir Nefzi, por teléfono desde Japón, donde realiza su doctorado en ciencias criminales.

Al contrario que en Marruecos y Argelia, donde las comunidades bereberes cuentan con más de 10 millones de hablantes y en los que el tamazight (bereber) es lengua cooficial -Argelia incluso ha declarado el Yennayer (Año Nuevo bereber) como fiesta nacional-, Túnez y Libia se colocan a la zaga en cuanto a reconocimiento y derechos.

Un retraso que según Nefzi, quien asegura haber sido perseguido y torturado durante la dictadura de Zinedin el Abidin Ben Ali -depuesto en 2011-, solo se puede enmendar si se ataja el problema de raíz.

Es decir, si se cambia por completo la Constitución aprobada en 2014 -fruto de la transición política que ha superado el país- y que califica de "contradictoria".

"Queremos cambiar el artículo primero que habla de identidad árabe-musulmana, excluyendo al resto de componentes de la sociedad, y crear una nueva basada en la diferencia y, sobre todo, en la cuestión lingüística", argumenta.

Nefzi critica, igualmente, el artículo quien que declara al país "como parte del Magreb árabe y que debe luchar por su unidad", lo que en su opinión ha impulsado la "arabización", una política de la que también se quejan las comunidades vecinas en Argelia, Libia y Marruecos.

"Formar parte de la Liga Árabe y relacionarnos con países del petrodólar nos ha creado muchos problemas. Han desarraigado el país de su entorno original, que es el norte de África y el Mediterráneo, y han importado una identidad de Oriente que no es nuestra", denuncia el activista.

Al igual que los países vecinos, los sucesivos gobiernos en Túnez -ya fuera el régimen laico de Habib Bouguiba o la dictadura de Ben Alí- optaron por la "asimilización" de las minorías como política de Estado, marginándolas, reprimiendo sus reivindicaciones y tildándolas de movimiento "separatista.

Con el inicio de la transición democrática en 2011 se retomó la idea de crear un centro académico de investigación sobre el patrimonio y la lengua amazigh en Túnez, y recuperar la memoria de un pueblo que "había desaparecido" de los libros de historia, explica Nefzi.

Un proyecto que contó con el apoyo otorgado por Naciones Unidas a través de diferentes informes, pero que se topó con el rechazo continuo de las autoridades, que "nos acusaron de intentar dividir a los tunecinos".

"No encontrarás ni una sola línea que hable de él. En el colegio se estudia su historia de la misma forma que se estudian los dinosaurios, como si hubiera desaparecido, y se habla de personajes como Hannibal como si se tratara de mitología griega", se lamenta el activista.

Con su salida a la luz, Akal busca que se reconozca el tamazigh como lengua oficial, que se incluya su enseñanza en el sistema educativo y que preserve su patrimonio cultural

Pero también defender los derechos individuales más básicos como elegir el nombre de los hijos, ya que una circular del ministerio de Justicia de 1965 aún prohíbe inscribir en el registro civil aquellos nombres que no sean árabes.

La nueva formación, que espera la autorización del Ministerio del Interior para su constitución oficial, aspira, además, a vertebrarse en un movimiento transfronterizo que una toda la región del norte de África.

"No tenemos más opción que unirnos", remarca Nefzi, que podría convertirse en el primer candidato bereber a la presidencia de la historia moderna de Túnez.

EFE - Natalia Román